miércoles, 6 de junio de 2012

The show must go on.

Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.
Una de las típicas frases que de tanto escucharla pierde su importancia real. Yo, prefiero transformarla un poco a mi gusto:
Sólo cuando estás a punto de perder algo de verdad, te das cuenta de lo que aún tienes.
A veces el ser humano tiene que llegar a ciertos límites o a situaciones arriesgadas para poder aprender a valorar las cosas. Cuando uno comienza a plantearse como sería su vida sin la existencia de la otra persona, y no por un mero planteamiento al azar,si no porque realmente no queden más que días contados.
Está claro que cuando discutimos con una persona o perdemos el contacto con alguien lo último que pensamos es que puede que su vida sea mucho más corta de lo que creemos. Que ocurra un trágico accidente, una enfermedad inesperada, o vete tú a saber qué. Es cierto que no nos lo planteamos. Porque son las típicas situaciones que siempre piensas que no te van a tocar. Aquellas que ves en series de televisión, y como mucho, en novelas. Pero no a ti. Tú vives en el mundo real y en el mundo real no pasan estas cosas. Hasta que pasan. Hasta que te pasan.

Todos tenemos que soportar y vivir experiencias de las cuales aprendemos y nos vamos creciendo poco a poco. Saber apreciar lo que teníamos y estuvimos a punto de perder. Y apreciarlo como nunca cuando aún lo conservamos. Es difícil aprender a la primera, nunca se aprende a la primera, pero cuando las circunstancias llegan a extremos como estos es irremediable no aprender.

Lo bueno de todo esto es que siempre(o al menos hasta el momento), al contrario que en las películas con finales trágicos, acaban en un simple susto. Acaban en algo bueno. En un abrir y cerrar de ojos te encuentras apoyando como nunca a la otra persona, dejando de lado las diferencias y la indiferencia, involucrándote. Disfrutando y teniendo en cuenta cada momento, segundo o instante a su lado.
Es duro vivir con el pensamiento de que todas las personas acabaremos muriendo tarde o temprano, y que algunas de nosotras podríamos ser más temprano que tarde. Pero aquí, en la vida real, donde no hay ensayos ni repeticiones, nunca sabes cuando ni que tipo de final puede acabar con la obra.



Aprovéchalo.

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