jueves, 21 de julio de 2011

Lo malo de cantar el cumpleaños feliz es que siempre pillas a alguno con la boca abierta...







excepto a la cumpleañera, que está sonriente esperando que llegue su momento para coger aire y...




...llegan los deseos






los aplausos, felicitaciones y más tarde, el momento más esperado..







...el beso!!!









creo que sobran palabras no?







Muchas felicidades abuela, te quiero!

miércoles, 20 de julio de 2011

Mi atracción por los deportes individuales siempre ha sido a causa de un mismo propósito; superarse a si mismo. Los deportes en grupo y la relación que se establece entre los miembros está muy bien a su modo, pero esto va mucho más allá de la cooperación con uno mismo. Cuando no dependes de nadie más para hacerlo bien, y tan sólo tienes que luchar contigo mismo para mejorar. Sabes que por mucho que puedas estar rodeado de profesionales y apoyado por amigos, estás solo dentro de una burbuja donde la única persona con la que eres capaz de cabrearte, alabarte y avanzar eres tu. Conócete, crece. Descubre que te gusta y que se te da bien y hazlo, e intenta ser bueno en ello, no el mejor, porque de nada sirve destacar alguien lo hará más que tu y más que uno será un par... Así que arriba, nadie va a luchar por lo que quieres, tienes que tener presente que tu eres lo que haces y que siempre hay un motivo para caer, y que caer es tan humano como levantarse otra vez...






Conocí el surf este verano en un campamento de Santander. Jamás lo había hecho en mi vida así que era de esperar que me gustara y se me diera bien porque iba a dedicarme diez días mañana y tarde a ello. Fue automático. Ya solo la sensación de desconectar, dejarse llevar y escuchar únicamente el sonido del mar y las olas era confortable. Imaginaos entonces cuando el primer día ya conseguí ponerme de pie sobre la tabla... Dejó de importarme en absoluto desayunar a las ocho de la mañana para ir a la clase de las 9 o despertar a las seis buscando los primeros rayos de luz dentro del agua, quitarnos la siesta de las cuatro y media de la tarde y ponerte a surfear, con lluvia, con sol, sin olas o con olas de tres metros, qué más da?

''Rema hacia el fondo y siéntate en la tabla a esperar la siguiente serie de olas'' me decía mi monitor. De no ser por la corriente, podría haberme quedado allí sentada, mecida por el vaivén de las olas e hipnotizada por la linea de mar que se perdía en el fondo del horizonte una vida entera.