martes, 6 de septiembre de 2011

hablando de algo más que del tráfico...

No importan las veces que tengas que esperar, que aguantar. La rabia que te obligas a contener por dentro para no explotar y desencadenar problemas en cada esquina. Siempre te vas a encontrar cosas que no te gusten, en todas partes. No es necesario intentar cambiarlo, también puedes evitarlo. Pero realmente no es lo que quieres, estás más que agusto. Al final te acostumbras a una rutina la cual echarías de menos. Es así. El ser humano se adapta rápido y se habitúa aún más rápido. Lo difícil es desadaptarse. Deshabituarse de algo o alguien es más complicado una vez dentro... ¿Y si todavía no estás dentro? De todas formas, en cualquier caso..., merece la pena arriesgar, ¿no? Es como cuando coges el coche con prisa para ir a esa cita importantísima donde tienes los minutos contados. Hay dos caminos, uno es el de siempre seguro y fiable, y otro mucho más corto. Puedes arriesgar y meterte por el más corto creyendo llegar antes y encontrarte con algo asi más o menos...

Pero ¡oye!-''Si no arriesgas no ganas''- y digo yo que nunca se sabe cuando vas a ganar.

domingo, 4 de septiembre de 2011

302

''Y entonces, ¿quién está libre de empezar a querer más, a impacientarse y a no estar ya conforme, de sentir que ha adquirido derechos con el transcurso de los meses y de los años iguales, por la sola acumulación de tiempo, como si algo tan insignificante y tan neutro como la sucesión de días supusiera un mérito para el que los atraviesa, o quizá es para el que los aguanta sin abandonar ni rendirse? El que no esperaba nada acaba exigiendo, el que se acercaba con devoción y modestia, el que mendigaba sonrisas o atención o besos de la persona amada se hace de rogar y se vuelve soberbio, y se los escatima ahora a esa misma persona a la que la mera llovizna del tiempo ha subyugado. El paso del tiempo exaspera y condensa cualquier tormenta, aunque al principio no hubiera ni una nube minúscula en el horizonte. Uno ignora lo que el tiempo hará de nosotros con sus capas finas que se superponen indistinguiles, en qué es capaz de convertirnos. Avanza sigilosamente, día a día y hora a hora y paso a paso envenenado, no se hace notar en su labor, tan respetuosa y mirada que nunca nos da un empujón ni un sobresalto. Cada mañana aparece con su semblante tranquilizador e invariable y nos asegura lo contrario de lo que está sucediendo: todo está bien y nada cambia, que todo es como ayer-el equilibrio de fuerzas-, que nada se gana y nada se pierde, que nuestro rostro es el mismo y también nuestro pelo y nuestro contorno, que quien nos odiaba nos sigue odiando y quien nos quería nos sigue queriendo...''


-Javier Marías.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Atardecer en...

Cascadas cercanas a Cervera del Llano, un pueblo de Cuenca.



No me extrañó nada que estuvieran todas las barandillas llenas de gigantescas arañas... En la foto no se aprecia y todo parece muy bonito, pero con la velocidad que llevaba el agua no sobrevivía ni un pececillo. Hay que hecharle valor.
Esto fue lo máximo que me acerqué..



Atardecer en...









Conil de la Frontera.

Si tuviera que volver a alguna rutina, sin duda alguna volvería a esta....



















Lo echo de menos.