martes, 12 de marzo de 2013
Nada queda fuera de nuestro alcance.
Hasta las cosas más lejanas y grandes podemos hacerlas pequeñas y cercanas, sentirlas contigo.
Nada queda fuera de nuestro alcance.
lunes, 11 de marzo de 2013
Cuentan historias las calles bañadas de blanco y de gris otoño, de flores y lluvia seca. Cuentan las miles de pisadas, de nostalgia y disgusto, turistas y amistades. Las miles de vidas que recorrieron sus aceras. De desencuentros y recuerdos, besos y ecos de risas que perduran con el tiempo. Los paseos de domingos de ancianos solitarios, deportistas y amantes de la lectura al aire libre. Cuentan las calles que vieron quizás más de lo que deberían; de promesas incumplidas, de mentiras camufladas y secretos compartidos. Sufrieron de quien pasaron de largo y valoraron sus rincones, de quien congelaron el momento plasmando su paisaje. A veces quieren gritar y están cansadas de tanto ruido, de tanto humo. A veces mantienen el silencio buscando una paz que pocos días encuentran. Siembran historias de amor, que crecen y se mantienen, y otras que a penas llegan a florecer. Observan como el tiempo va haciendo con el cuerpo lo que la estupidez hace con el alma. Algo tendrían que contar las estaciones.
Por las noches se disfraza; se apagan las luces, la música y las palabras. Por las noches descansa y entonces, todas las mañanas cuando aún dormimos vulnerables, sin darnos cuenta aúnnosabemosquien vuelve a colocar las calles y sus rincones y sus aceras, sus árboles su césped y todas sus esquinas. La ciudad se despierta y nosotros nos la encontramos tal y como la recordamos la noche anterior. Todo pasa desapercibido. Comienza un nuevo día, para ellas y para nosotros.
Sólo aquellos que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.
Por las noches se disfraza; se apagan las luces, la música y las palabras. Por las noches descansa y entonces, todas las mañanas cuando aún dormimos vulnerables, sin darnos cuenta aúnnosabemosquien vuelve a colocar las calles y sus rincones y sus aceras, sus árboles su césped y todas sus esquinas. La ciudad se despierta y nosotros nos la encontramos tal y como la recordamos la noche anterior. Todo pasa desapercibido. Comienza un nuevo día, para ellas y para nosotros.
Sólo aquellos que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.
sábado, 9 de marzo de 2013
En ese punto entre no saber volar y no querer caer.
Dicen eso de que cuánto más alto se sube más daño se hace al caer. Pero probablemente el paisaje que te encuentras cuando llegas ahí arriba, la sensación total de satisfacción, la felicidad abstracta e inexplicable que experimentas, esos sueños no palpables pero si reales que pasan como estrellas fugaces por tu cabeza... merece la pena arriesgar.
Las cosas parecen más claras en las alturas, con el mundo pequeño e insignificante a tus pies, con las miles de vidas que recorres en segundos y ese sentir que allí arriba no eres nada para nadie, y aún así, sentirse grande.
Las cosas parecen más claras en las alturas, con el mundo pequeño e insignificante a tus pies, con las miles de vidas que recorres en segundos y ese sentir que allí arriba no eres nada para nadie, y aún así, sentirse grande.
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