miércoles, 2 de marzo de 2016

Al fin, las personas parecen flores.

-Autobús A en dirección a Somosaguas.
Din don.
Por favor, pasen todos al fondo.-
Se escuchan algunas pisadas y tropiezos.
¿Por qué?
Porque no tenemos ojos.
Porque no tenemos manos.
Vuelta a acomodarse. Comienza el trayecto.
Y solo veo burbujas aisladas:
en melodías repetidas y egoístas
en pantallas de conversaciones vacías
cáscaras intentando reconstruirse.
Y busco las miradas:
alguna mente cómplice con quien consolarme
algunos oídos libres al medio ambiente.

Pero no encuentro a nadie.

Din don
-son las 3 y 30 minutos.-

Entonces decido mirar por la ventana,
a ver si el mundo,
me comparte, por fin,
alguna sonrisa.
(O, al menos, un motivo
para no cerrar mis persianas)

Hay luz. Y algo de verde.
También hay gris.

Comprendo pues, porque
algunas personas deciden
quedarse en su burbuja.
El problema, es que
la mayoría de ellas
ni si quiera se han atrevido
a mirar.

Din don
-Fin del trayecto-

Y,
cuando bajo de ese avión de tierra
veo, como, al fin
las personas parecen flores.

Es la primavera,
que nos hace ser girasoles
y así, es como
ya no nos hacen falta las manos
ya no tropezamos,
en la bañera se ha acabado la espuma
y todas, asbolutamente, todas
las burbujas,
saludan con los ojos.

Al fin.

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