lunes, 9 de febrero de 2015

Libérate.

Dedicamos demasiada parte de nuestro tiempo a cosas innecesarias. Simplemente a cosas. La prisa nos alcanza, perdiendo la paciencia, perdiendo los momentos de reflexión y pausa.

La realidad es esta. La realidad es que por mucho que haya cosas fuera de nuestro alcance, los matices más, aparentemente, insignificantes, son los que mueven y mantienen el mundo despierto. Esas cosas, que cada uno de nosotros, desde dentro, si pueden cambiar.

No estaría dispuesta a compartir esto si no lo viera imprescindible. Cada uno es libre de pensar, opinar y creer sus propias y respetables ideas. Pero aquí se resumen ya las palabras más fundamentales: libertad  y respeto. Ante todo.


¿Cuál es el problema? Y, perdonadme para no irme por las ramas, empiezo con el quid de la cuestión.

El feminismo se llama feminismo, y no se llama ‘igualitismo’. Pero lo que está claro es que no es lo contrario al machismo. El feminismo busca la igualdad entre ambos sexos, la igualdad de trato, por mucho que haya infinitas diferencias que nos distingan. También hay diferencias en un mismo sexo, ¿no?.
Si el feminismo tuvo que llamarse feminismo, fue porque esa igualdad venía alterada. Fue, y es, porque para alcanzar esa igualdad (que parece que nunca nadie la ha visto) durante décadas millones de mujeres han tenido que luchar para recuperar los mismos derechos que los hombres tenían, como derecho a la vida laboral, derecho al voto...

Hoy en día las cosas han cambiado, afortunadamente. Pero, desafortunadamente, aún hay muchos detalles que cambiar. Detalles que además, no vienen impuestos por una ley, sino por un punto de vista de todos y cada uno de los seres humanos:
Simplemente, de manera objetiva. ¿Qué sería de 'la Venus de Milo' si salieran pixelados sus pechos? ¿Qué sería de nuestro Goya sin su ‘Maja desnuda’? Y, ¿qué pasaría con el fotógrafo Tunick sin sus espectaculares conjuntos desnudos?
¿Por qué podemos respetar una obra al desnudo, valorarla y hasta pagar por verla, mientras seguimos criticando a aquellas personas que, con más o menos arte, muestran lo que ellos quieren?  ¿Por qué ahora hemos creado y generado más censura, ahogando la libertad de expresión?
Pasan los años, cambiamos. Pero avanzar no significa siempre evolucionar.
La publicidad está intoxicada de cuerpos desnudos que se usan como objetos sexuales, principalmente el de la mujer, y queda demostrado que los consumidores se dejan engañar por ello. En cambio no puedes respetar que otra persona en una red social, en la calle o en una playa, esté orgullosa de sí misma y quiera compartirlo, sin cánones ni prototipos. Por mucho que tú no te vayas a unir a su causa. Es una cuestión de respeto.


Me gustaría poder ver las noticias sin tener que apagar la televisión cada vez que aparecen otros de los mil casos de violencia de género. Quiero dejar de sentir cada día que todos los derechos que se han luchado con esfuerzo nos los están quitando. Quiero sentir la libertad que los humanos tienen por naturaleza, los mismos que las mujeres han tenido que conseguir. Quiero poder ir por cualquier calle o callejón, sea la hora que sea, sin miedo. Quiero ser yo quien decida en MI vida. Y sobre todo, quiero escuchar más mujeres diciendo esto.
El silencio me retumba los tímpanos.

No sé vosotros, pero vivir en la ignorancia para ser felices no va conmigo. E ignorar la realidad tampoco va a hacer que se vaya.


Quizás esté no sea el mejor medio para revindicar todo esto. Pero quizás no se necesite una revolución para el cambio. Tan solo el hecho de haber llegado hasta aquí. De haber tenido el momento de reflexión, puede suponer un punto de inflexión.

El cambio empieza en ti.





Fotografía: Tunik
En colaboración con la campaña #NoMeSexualices iniciada por mi guerrera Andrea Rioja.

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