jueves, 28 de junio de 2012

Freedom.

Hay muy pocas cosas en la vida que realmente te hagan olvidarte de todo. Y creo que es importante que cada uno encuentre la suya, pues tarde o temprano y más temprano que tarde todos acabamos necesitándolo.

Yo, agradecidamente, ya lo he hecho. Y no lo cambiaría por nada del mundo.

Sé que no dura eternamente, pero también el hecho de no hacerlo constantemente hace que lo disfrute mucho más. Que aproveche cada segundo. Evadirte de la realidad...aunque sea por unos minutos. Olvidarte de las personas, de los problemas, del día que es y del día que será mañana, de lo que no te gusta y te gusta, de dónde estás... Olvidarte de cómo se piensa. De pensar. Es una sensación de libertad que pocas veces llegas a alcanzar a lo largo de un día. Al final acabas acostumbrándote a ello, hasta el punto en el que te sientes raro cuando pasas mucho tiempo sin ello, como si te faltara algo. Y es entonces cuando te das cuenta: No es placer, es necesidad. De saber que si quieres ir más rápido puedes, de que tú controlas todo lo que quieres hacer. Y estás tú sola, y a pesar de ello te sientes bien. No te importa quién está a tu al rededor. Eres tú quién lo decide. Y también es un reto. Es un reto de superación con uno mismo. Tu cabeza solo está concentrada, o está dejándose llevar, pero lo importante es que, en el fondo, es como si no estuviera.
Cuando pierdes el miedo aprendes a disfrutar. Y desde entonces, no quieres volver a tener miedo. Te hace fuerte. Te hace crecer. Aprendes que cuando uno se cae lo importante es levantarse, rápido, con precisión y seguridad, sin miramientos, sin mirar atrás. Y volver a intentarlo. Una y otra vez, hasta que lo consigues.

Cuando pisas tierra tu cabeza también baja de las nubes, y vuelves al "mundo real". Pero el objetivo ya está cumplido. Tú ya tienes esa sensación de satisfacción y esa sonrisa de oreja a oreja que te dura durante el resto del día.

Hablo de Chocolate.



Esto SÍ es libertad.

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