domingo, 15 de enero de 2012

Razones para dejar de razonar.

A veces haces cosas que no entiendes. Es normal que la gente piense que eres incomprensible, tú tampoco te comprendes. Buscas razones para entender tu comportamiento y no las encuentras. Y lo peor de todo es que pasan unas horas desde que dejas de pensarlo y vuelves a hacerlo. Y luego te quedas un momento tú solo y dices, ¿qué demonios estoy haciendo? Y no lo entiendes, no te entiendes. Sé que somos caprichosos. Que queremos cosas que no tenemos, y generalmente cuando las tenemos queremos otras nuevas. Que echas de menos estar con alguien y después necesitas estar solo. Somos así: o nos falta libertad o nos ahogamos en ella. Nunca estamos conformes con lo que tenemos, pero esto no tiene por qué ser malo. Está bien aspirar a más, proponerse retos, intentar superarse. Pero también tenemos que tener en cuenta que mientras nos ponemos nuevas metas necesitamos disfrutar de lo que tenemos. Que todo tiene sus ventajas. Que hay que aprovechar cada oportunidad por poco que nos convenza. Y da igual que no llegues a descubrir el verdadero significado. Lo importante es que tú estás bien. Te sientes bien. Es solo la sensación de satisfacción, aunque provenga de un sentimiento efímero. Tú estás bien.

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