sábado, 9 de abril de 2011

Inter-cambiA-ustria


Desconocidos. No sabemos quienes son, cómo son. No sabemos nada sobre su pasado, sus errores ni todos sus logros. Tan solo sabemos lo justo y necesario; cómo se llaman, de dónde vienen y que clase de música les gusta. La verdad es que no necesitamos saber nada más. A veces la complicidad no requiere conocerse a fondo, porque al fin y al cabo todos somos personas en busca de pasar un buen rato,como sea. En ocasiones resulta más fácil hablar con un extraño a que con un amigo. La diferencia es que aunque en ambos casos siempre haya algo que decir está claro que un desconocido nunca te va a dar una mala noticia ni te va a decepcionar, no puede fallarte, porque nunca te ha prometido nada. Contarle tu historia a alguien que ni si quiera sabe de quien hablas, que no te entiende porque casi ni maneja tu idioma, resulta reconfortante. A veces no necesitamos que nos entiendan ni que nos den buenos consejos o respuestas que realmente no estamos buscando, simplemente que nos escuchen todo lo que tengamos que decir, y que finalmente recibiendo una sonrisa a cambio te das cuenta que no ha entendido ni la mitad de las cosas, y entonces sonreir tú.



Yo si tuviera que quedarme con un hermanito, sin lugar a dudas me quedo con Júlian.

No hay comentarios:

Publicar un comentario