domingo, 7 de diciembre de 2014

Quizás...si. Quizás sea la nostalgia, la melancolía.... la tristeza de un vaso vacío que aún conserva el sabor en pequeñas porciones de gotas desgastadas. Probablemente sean las lágrimas en forma de lluvia. O la lluvia que a veces nos recuerda que hay que llorar. Pero, ¿y si no? Quizás no sea sólo eso. Quizás, no debamos ver que es sólo eso. Porque es más que eso.

Es un espectáculo. Es sentir. En su policromía de olores, de sonidos.... En el crujir de cada paso amenazando que el mundo se derrumba. Y aún así, aquí seguimos sobre él. Es conocer tus colores favoritos, que por supuesto, son aquellos que no se pueden describir. Es la sensación de huida desde detrás de una ventana... la introversión, las miradas vacías pero profundas de los pocos desconocidos que aun buscan esa conexión efímera en un vagón de metro.
Es un atardecer castaño, y cobrizo... La estación predilecta del pasado y de la memoria. La casualidad más casual de todas las utopías.
Es el tiempo de inspiración, lento...pero insuficiente.


O quizás, el otoño tan sólo seamos tú y yo, como dos mentes paralelas que se cruzan constantemente, escribiendo en hojas robadas desde un lugar que probablemente no sea el nuestro.

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