sábado, 11 de junio de 2011

Magia.

Cuando menos te lo esperas. Sin buscarlo, te encuentra.

Los lugares van cobrando vida a medida que las personas ponen sus vidas en ellos. Cada rincón de Madrid como de otra ciudad tiene una pequeña historia que contar, recuerdos encerrados de gente que alguna vez ha dedicado un pedacito, por muy limitado que sea, de su tiempo allí. Son momentos que van escribiendo todo un libro de anécdotas, casualidades... Son cosas que no pensamos. Cuando estas con tus amigos en un parque simplemente estás, y no te paras a pensar la de cosas que han podido llegar a suceder allí. A veces es mejor no pensarlo...

A los lugares también se les coge cariño. Cuando pasas por ese muro donde habitualmente estas a la salida del colegio con los tuyos, la plaza donde te tirabas las tardes con tu familia, esa parada de autobús donde tantas veces te has resguardado de la lluvia,o el banco pintarrajeado en el que se te iban las horas solamente hablando con una amiga... Pasas por allí y revives los instantes de risas, algún que otro abrazo y hasta alguna conversación útil. O por lo contrario, experiencias que van marcando tu aprendizaje a lo largo de tu camino. Son imágenes que tienes guardadas en tu memoria como fotografías plasmadas en el tiempo. Pueden pasar todos los años que quieras y plantar un árbol por aquí y hacer unos edificios por allá, que por mucho que siga cambiando el paisaje hay realidades que nunca se te van a olvidar.




Siempre había querido tener la oportunidad de fotografiar unas vías de tren, pero, por las medidas de precaución que se toman era muy difícil acceder a ellas. Encontré por fin, o mejor dicho, me encontraron estas, como por arte de magia. Desde entonces se que cuento con un lugar para escapar y alejarme de todo cuando lo necesite, sembrando desde ya las semillas de una historia, las huellas de mi propia historia..

No hay comentarios:

Publicar un comentario