domingo, 27 de febrero de 2011

hablemos de ellos.

En la vida hay muchas clases de bichos, tenemos una gran colección, otra cosa no pero bichos hay de todo tipo. Por bichos me refiero a cualquier tipo de mosquito, insecto o criaturilla del mundo animal entendido? Bien, prosigo. Como iba diciendo podemos encontrar algunas maneras de clasificarlos, por ejemplo, hay algunos que nos hacen el bien, se comen otros insectos, como los camaleones, silenciosos, no del todo grandes, muy tranquilitos. Los camaleones son gente maja, siempre intentan pasar desapercibidos camuflándose y sólo de vez en cuando estiran su lengua para comer un par de gusanillos. No dan mucha guerra verdad? De estos cada día hay menos en la raza humana, pero bueno seguimos hablando de animales. Luego por supuesto, las que nunca faltan: las moscas. En invierno gracias a dios suelen desaparecer, pero en cuanto sale un poco el sol te las encuentras en cualquier parte, que si en las comidas, en las terrazas, incluso las puñeteras a veces se te meten en casa o en el coche. Y para qué? Para nada. Siempre frotándose las manos como si fueran a dominar el mundo todas juntas, y cuando no, ale que te pego al voleteo, que si para acá que si para allá, nunca tienen una dirección sino que van desorientadas buscando un poquito de sombra, y por mucho que estés todo el día con la pala dale que dale siempre queda alguna que se salva, no se como lo hacen. No creo que nadie jamás se haya planteado tener como mascota una mosca, de ser así por favor comentarlo en esta entrada. Aunque por supuesto si nos dan a elegir entre avejas avispas o avejorros, ahí donde esten las moscas con el cosquilleo de sus patitas y su leve mordisquito en el cual casi ni nos damos cuenta. Las mariquitas, por ejemplo. Me vais a contar a mi que cuando somos pequeños nos hacen dibujar escorpiones o cucarachas verdad? Evidentemente no. Dibujamos mariposas o mariquitas, criaturas indefensas y coloridas que dan un toque de alegría a los campos apagados. Son algo mágicas. Nunca sabes donde te las vas a encontrar y cuando ves una mariquita no te asustas ni corres ni huyes como cuando nos encontramos con una amistosa araña. Sabes que lo mucho que pueden hacer es ponerse a volar con sus alitas rojas y sus puntitos negros y nos gusta. Porque es así. Porque a los humanos nos gusta sentirnos fuertes y seguros, siendo conscientes de que no tenemos ningun tipo de miedo porque nadie va a comernos de golpe, o lo que es peor, comernos poco a poco por dentro.

Os dejo aquí unas fotos de nuestras amigas las mariquitas que tuve la oportunidad de encontrarme el viernes en el pardo y que además dio la casualidad de que llevaba el objetivo macro preparado.




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